Design Thinking es una metodología para diseñar productos, servicios o interfaces digitales que se centra en la persona usuaria. Como el foco está puesto en mejorar la experiencia del usuario (UX), se identifican los problemas que este puede atravesar en su interacción con una marca (al navegar por su sitio web, al interactuar con el producto, al contactar a soporte, etc.) y se proponen soluciones creativas.
Este concepto va de la mano con un cambio de paradigma, que pasó de estar centrado en las necesidades de los negocios, a centrarse en las demandas de las personas. Es por eso que también se lo conoce como human-centered design. Disciplinas en auge, como el UX design y el UX writing devienen de esta forma de pensamiento.
Es por esto que, cada vez más, los productos y servicios están pensados para ser amigables, intuitivos y fáciles de usar.
Si bien en esencia el Design Thinking sirve para crear productos, servicios o interfaces, en verdad es una metodología mucho más amplia que eso. Como su lógica consiste en analizar, buscar problemas y proponer soluciones, es una herramienta que ayuda a mejorar cualquier proceso que impacte a un usuario.
El Design Thinking se puede usar para:
Todo parte de conocer muy bien al usuario, saber cuáles son sus demandas y necesidades y ofrecerle soluciones creativas a sus problemas. Además, lejos de tener un principio y un fin, es un proceso que puede reiniciarse cuando sea necesario para seguir mejorando las soluciones y volverlas más efectivas.
El proceso de Design Thinking tiene cinco fases:
¡Ahora ya sabes qué es el Design Thinking! 🙂
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